La muestra está dividida en tres partes. Primeramente se pueden apreciar cuadros de grandes dimensiones, acompañados por una escultura, la cual, según el autor, fue la única obra que concibió en Francia. Más atrás se encuentran obras de la exposición del mismo autor titulada Dulzuras insulares junto a otras de esta exposición más reciente. Y, por último, tiene lugar lo más experimental y novedoso del artista.
En general, la exposición va transitando por diferentes facetas y períodos creativos de la obra de Moisés Finalé, para mostrar diferentes preocupaciones tanto técnicas como conceptuales como el empleo de nuevos materiales, la desaparición paulatina del color, el empleo de recursos ajenos al mundo artístico, las búsquedas constantes del artista en cuanto a temática. Todo ello, así como la inclusión de piezas anteriores, pretende reflejar la evolución del pintor, en los últimos diez años. De ahí que, quien conoce la obra de Moisés, se pueda percatar de la tranquilidad y la simpleza que han ido adquiriendo sus cuadros, en detrimento del “barroquismo” que lo marcaba. El denominador común de esta muestra está, más allá que en el tema, en la técnica empleada para concebir los cuadros.
La Acacia se viste de gala con la presencia de este artista de la plástica contemporánea cubana tan querido por el público. La mezcla de esculturas y pinturas con diferentes materiales, quizás inusitados para ser abordados en el medio artístico, todo ello en función de tocar temas humanos y esenciales como las migraciones, y los cambios de vida, hacen que los espectadores aprecien la obra de Moises Finalé con el goce esperado por todo amante del arte.
«Las temáticas se mantienen. Esta vez me propuse apropiarme de mi propia obra, que ahora presento desde otra óptica, tal vez con soluciones más simples, menos barrocas. Sin duda, Al lado del camino es más pausada, más tranquila». Expresó el artista.
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