Epifanía del cuerpo es el título de la exposición que acercó al público cubano a la obra del artista de la plástica Servando Cabrera Moreno (1923-1981). Bocetos colmados con escenas orgiásticas o en reposo, extremidades, pelvis y torsos desnudos quedaron expuestos, por vez primera, desde el pasado 21 de julio en el capitalino Museo Biblioteca que lleva el nombre del artista, en el marco del aniversario 90 del natalicio del pintor.
La muestra aglutina 34 piezas, en su mayoría de carácter inédito, donadas para la ocasión por coleccionistas privados. Sugerentes denominaciones de la serie La soledad de un autorretrato nos vivifican el imaginario erótico de este grande de la pintura cubana con títulos como La Antorcha o Como cruje la vida.
Servando Cabrera ha sido considerado, en justa medida, como un precursor del arte erótico y homoerótico en la nación caribeña. Aunque, es preciso recorrer los años 70 del siglo pasado para conocer que su obra fue mutilada, en su propia tierra, por la lacerante censura que impidió que pudiera exponer sus cuadros en el Museo Nacional de Bellas Artes, por su contenido, desdeñando su valor estético. Así lo indicó la curadora de la exposición, Rosemary Rodríguez.
Sin embargo, al decir de Miguel Barnet, escritor, etnólogo y presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, “el mayor renacentista cubano continuó desarrollando la temática necesaria para ofrecernos hoy esta lección de belleza.”
Quienes estudian su obra detectan que el artista transita en los comienzos por una etapa con tendencia a la geometrización de las figuras, que a veces se identifica con el Cubismo y otras con el Abstraccionismo. Es de los raros pintores que disfrutan el veleidoso privilegio de la popularidad: las parejas de enamorados, los guerrilleros, las habaneras, las familias, los tipos que pueblan el catálogo de imágenes de Cabrera Moreno se diversifican como la realidad misma. Sus dibujos son fuertes, sensuales, vigorosos y de una transparencia exquisita. Pese a su fecundidad, el pintor evadió las trampas del facilismo y agudizó la sensualidad y el erotismo de algunos de sus cuadros, en que las fisonomías amenazan trascender la tela para acompañar al visitante —diletante o crítico— en su andar por el salón de exposiciones. Obtuvo lauros en el Círculo de Bellas Artes de La Habana y en el Premio Internacional de Dibujo Joan Miró de Barcelona, España.
Epifanía… es, entonces, celebración por una vida cromada en luz que logró trascender los prejuicios de su tiempo para entregarnos, en óleo y cuerpo, el placer visual de su existencia.
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